Hace 3 semanas y poco que empecé a correr de nuevo tras la rotura abdominal y los entrenamientos van dando frutos poco a poco. Siempre digo que correr es poco agradecido, porque se tarda mucho en llegar a estar realmente a tope y muy poco en perderlo todo. Un mes es más que suficiente, al menos en mi caso, para pasar a ser un completo paquete. Dicho lo cual, en estas 3 semanas la evolución ha sido bastante buena, sobre todo a nivel de mis dolores en la inserción isquiotibial. Bastante buena hasta ayer.
Como parte de mi entrenamiento de la cuarta semana, tenía un pequeño test de 10000 metros con el objetivo de poder calcular los ritmos de entrenamiento para las próximas semanas. La prueba elegida fue La carrera del Turrón de Arroyo de la Encomienda, principalmente por su proximidad y porque cuadraba con la distancia.
Antes de empezar veo caras conocidas. Veo a Rober con la camiseta de Castillo de la Mota y le saludo. Hace mucho que no coincidíamos en una carrera, y no porque el se pierda muchas precisamente. Le pregunto por Chema y me dice que también ha venido. Siempre es una alegría volver a verle. Aún recuerdo la primera carrera en el cross de Parquesol... Pero ellos ya juegan en otra liga de tiempos en la que yo ya no estoy. Bastante envidia sana.
Tras las buenas sensaciones con las que venía de los entrenamientos de los últimos días, tanto a nivel dolores como tiempos, y aún sabiendo que aún me falta mucho fondo que coger y sobre todo mucho peso que perder, decidí calzarme unas zapatillas mixtas que hace bastante que no usaba con el fin de intentar mejorar los posibles tiempos. Y visto los resultados, lo cierto es que fue un error. No por los tiempos en sí, porque tampoco esperaba nada del otro mundo viniendo de lesión, sino por los dolores. Desde el calentamiento ya notaba como estaba demasiado rígido y las molestias no iban a tardar en aparecer.
El minuto de silencio sirvió para enfriar un poco más si cabe el día y el pistoletazo de salida dió comienzo a la carrera. Entre la multitud transcurrió el primer kilómetro. Todavía sin mucho dolor pero sin buenas sensaciones. No me notaba mal de cardio, pero la rigidez iba en aumento con cada paso. Pese a todo el primer kilómetro salió similar a lo que solía ser en los buenos tiempos, 3:37 y aún con fuelle. El segundo kilómetro para estabilizar lo paso en 3.47, pero las sensaciones en las piernas ya son de bastantes dolores. Como era de suponer ya no puedo seguir al ritmo de Chema y sigo en solitario. El tercero consigo mantener el ritmo, 3.48, pero a costa de hacer un mayor esfuerzo en cada zancada por la rigidez, que llegados a este punto ya empieza a ser un mundo. Al paso por el tercero me coge mi entrenador José Vicente y me pregunta. No le puedo decir nada bueno...

Pasamos la primera vuelta de las tres y el crono marca 13:53 pero ya paso con muchos dolores. Pienso que son solo 10Km e intento aguantar pero no voy a poder seguir a ritmo al presi. Me voy a zancadas más cortas y lo paso en 4.00. "Un mal menor", pienso. Pero el dolor iba a ir a más y lo sabía, esto no es nuevo, pero pensé que no volvería a pasar. A partir de aquí la carrera es un despropósito, intentando que los dolores no me hagan irme mucho de esos 4 minutos el kilómetro. Decido reducir un poco más el ritmo para que los dolores sean más aguantables. La segunda vuelta acaba y el tiempo corre imparable, 26.52. El quinto y sexto kilómetros no se van demasiado, 4.07 y 4.09, pero ya no es soportable.

Sé que no me voy a retirar, a cabezón no me gana nadie. En el fondo quizá debería porque esta no es mi guerra. Pienso que aún estamos empezando la temporada y me relajo un poco en la última vuelta, 4.11, 4.12, 4.18... Al bajar el ritmo los dolores se reducen y mentalmente me permite en el último kilómetro acelerar un poco, 3.52 y meta. Consigo llegar en 40.04 según el tiempo de la prueba, 99 de 563 de la general, 40.00 según mi crono. No es un gran tiempo, pero me conformo después de un mes parado y como se desarrolló la prueba. Me alegra saber que a un par de amigos míos de Medina les ha ido mejor. Chema en un gran 37.26 y Rober en un estratosférico 34.34. Está bien ver que el esfuerzo da sus frutos. Ahora que estoy lejos de sus tiempos valoro más aquellos tiempos en los que no tenía que acortar zancada para evitar dolores y el cardio me permitía apretarme sin miedo.
No recuerdo acabar un 10 mil en 40 minutos la verdad. Cuando has pasado el Km 10 de varias medias maratones en 37 minutos, esto te hace ver que estás muy lejos aún. Me da rabia no estar en forma, pero lo que me preocupa es la vuelta de los dolores. Voy a intentar seguir trabajando core y estirando más aún si cabe. El frío y las nieblas no me vienen bien, y este es el tercer otoño seguido que empeoro. Quizá tenga que enforcarlo de otra manera. Esperemos que sea algo puntual. Los entrenamientos siguen y esto no para, Lanzarote espera.