viernes, 27 de mayo de 2016

Ironman Lanzarote 2016 (Parte II) - "You are an Ironman" - Road to Lanzarote

Un minuto. Después de tantos meses de preparación, solo un minuto me separa de la salida del Ironman de Lanzarote. Se piden 30 segundos de silencio seguidos de 30 segundos de aplausos. Intento que las palmas me evadan de los nervios. Nos hemos colocado bastante bien en la salida y aunque el comienzo va a ser duro entre golpes las ganas por empezar me pueden. Acaban los aplausos. Me recoloco las gafas. Tengo enfocado el camino que me va a llevar hasta el agua para seguir la corchera durante los primeros metros. Mi primer Ironman y la primera vez en Lanzarote. Suena la bocina que da comienzo a la prueba y una avalancha de participantes en neopreno nos dirigimos playa abajo hacia el mar.



Sector natación
La natación en Lanzarote son 2 vueltas al circuito, para un total de 3800 metros. Salgo corriendo a sprint en cuanto suena la bocina. Empiezo a sentir el agua en mis pies y al llegar a la profundidad necesaria me tiro a nadar. La estrategia es seguir la corchera izquierda hasta la primera boya. Las primeras brazadas bastante limpias, sin golpes, buena colocación en la salida. Al empezar a recibir manotazos decido pasar por debajo de la corchera y seguir. Primeros 200 metros y llego a la boya, la paso por fuera para evitar sustos con los jueces. Comienza el lado largo del circuito, 800 metros hasta llegar a la segunda boya. Sigo a un ritmo fuerte durante buena parte del tramo y me voy estabilizando. Los golpes son continuos. La segunda boya está ya delante de mi, ha sido un tramo rápido. De momento voy con fuerzas en los brazos y puedo seguir el ritmo. Al llegar a la tercera boya desaparece la corchera y decido coger pies y aguantar así lo que queda de primera vuelta. 

Al llegar a la playa y ponerme de pie, me entra el típico mareo. Me concentro y consigo trotar los primeros metros y correr hasta el comienzo de la segunda vuelta. Los primeros 1900 metros acaban en casi 33 minutos, un muy buen tiempo. Comienzo a nadar la segunda vuelta y empiezo a recibir más golpes, varios en la nariz y me saltan las gafas hasta 3 veces. Me coloco las gafas en cada una de las ocasiones, intentando perder el menor tiempo posible. Al llegar a la mitad del circuito empiezo a notar el cansancio. El brazo izquierdo empieza a no tener tanta fuerza y se nota en el ritmo. La última parte intento coger pies de nuevo pero no consigo una buena referencia. Se me hace un poco largo este tramo. Los últimos metros acelero un poco. Me quedan pocos metros y ya está acabando el sector que menos disfruto. A partir de ahora comienza lo bueno.

Primera Transición
Salgo del agua en 1 hora 11 minutos. La segunda vuelta ha sido lenta, pero el global del sector es decente. Me quito la parte de arriba del neopreno y intento compensar el mareo que llevo. Corro sobre las alfombras hasta la zona de las bolsas azules. Cojo la bolsa y paso por la carpa. Meto los pies en el cubo de agua para quitarme toda la arena que llevo pegada y busco un hueco para cambiarme. La carpa está a reventar de gente. Consigo un pequeño sitio al final y voy sacando todo mientras me bajo el neopreno. Me pongo el mono, el casco y las gafas, pero cuando intento subirme la cremallera veo que no sube. Lo intento varias veces más. Nada. El tiempo pasa y decido subir a la zona de bicis así antes de volver a intentarlo. 

Llego a mi bici y los ánimos de Elena, Juan y Belén me suben el ánimo. Estoy preocupado por la cremallera. Si no consigo subirla voy a pasar frío en la bicicleta. Me coloco los calcetines. Y hago un último intento. La cremallera se rasga. No transcribo el improperio. Cojo la cabra y salgo corriendo hacia la línea de comienzo del sector. Me monto y empiezo a pedalear.


Sector ciclismo
Los 180 kilómetros por la isla de Lanzarote empiezan mal por la cremallera rota. Me acordaré cuando pase frío por el viento frontal seguramente. Pero no van a acabar aquí los problemas. Al llegar a la primera curva freno y el freno delantero no toca la zapata. La rueda que cambiamos era el mismo modelo, pero parece que algo más estrecha. Consigo no estrellarme en la curva y empiezo a pensar en que voy a hacer en las bajadas de los miradores. De momento me concentro y sigo pedaleando con cadencia. No hay tiempo para pensar mucho en los frenos cuando me quedan unos 100 kilómetros aún hasta llegar al Mirador de Haría.
El primer tramo, con muchos ciclistas alrededor, y con la intención de no vaciarme en la bici me limito a ir pasando gente a base de cadencia, sin forzar demasiado. El viento empieza a soplar. Esto es Lanzarote. El viento lateral no es tan brutal como lo fue el jueves y puedo pasar acoplado. Llegamos al primer regalito para arriba con el viento de frente. Meto plato pequeño y lo paso sin forzar. Queda mucho por delante. Al llegar a un primer tramo de autovía con el viento un poco a favor decido bajar algunos piñones. Un tramo muy rápido, por encima de 50 Km/h, pasando mucha gente. Se nota el trabajo de este invierno. Los pocos llanos del circuito habrá que aprovecharlos.

Llegamos a la zona de El Golfo, donde disfruto de los acantilados al lado izquierdo de la carretera.. Cualquier cosa es buena para motivarse, pero el paisaje es totalmente espectacular. Al acabar la zona la carretera pica para arriba y poco a poco me acerco a la subida a Timanfaya. Al llegar al pie veo el cartel y al mirar hacia delante disfruto de la foto: una carretera recta de sube y baja siempre picando hacia arriba que cruza los mares de rocas volcánicas. De otro planeta. Siguiendo el plan, subo a plato pequeño sin desfondarme, con la mayor cadencia posible. El viento se va haciendo notar, voy con el pecho al descubierto y paso frío. Al llegar arriba empiezo a ver las dificultades que voy a tener bajando sin el freno delantero y con el trasero demasiado abierto. Bajo con cuidado y seguimos pasando pueblos. Los kilómetros avanzan lentamente con el aire frontal. Mucha cadencia.

Al comenzar el descenso hacia La Santa vuelvo a rodar más fuerte, aprovechando a pasar unos cuantos triatletas más. Nada más pasar el Club La Santa el asfalto empeora bastante y bajo un poco el ritmo. El viento lateral parece soportable y todo el tramo que queda hasta Famara sigo rodando fuerte. Mucho calor. La zona de Famara se vuelve una caldera. Llegamos al kilómetro 80, quedan 100. Al llegar al avituallamiento cambio todos los botes. Estoy bebiendo mucho, quizá demasiado, para evitar deshidratarme como me pasó en Arenales. Una buena lección sin duda. El circuito gira para volver hacia Teguise. Sigue habiendo mucho calor. Empiezo a pensar el tensar los frenos para paliar un poco el problema, aunque no mejora demasiado.


Al enfocar la recta a Teguise empiezo a comprobar la dureza del Ironman de Lanzarote. Fuerte viento frontal y una recta picando hacia arriba. Al llegar al pueblo los ánimos del público me suben en volandas, vuelvo a recargar en el avituallamiento y me empiezo a preparar para la subida al Mirador de Haría. De camino veo una pintada en una pared: "De Pequeño Superhéroe, De Mayor Ironman". Llegados a este punto esta frase me hace recobrar fuerzas, vuelvo a pensar en por qué estoy aquí, y vuelvo a disfrutar del recorrido. La subida al Mirador de Haría se hace larga. La última recta con el viento de cara se convierte en un dolor, pero ya queda poco para coronar y llegar al avituallamiento especial. La idea es coger la bolsa y colocármela en el pecho para evitar en lo posible el frío en la bajada.

Paro y recojo los bidones y los geles. Me coloco la bolsa como puedo y tenso un poco más los frenos. Sé que no va a ser suficiente para la bajada pero menos da una piedra. Comienzo el descenso y voy salvando como puedo las curvas en herradura. Me pasan varios triatletas, pero sin poder frenar no puedo bajar más rápido. Al llegar al Valle del Malpaso voy con cuidado y tomo las últimas curvas. Finalmente llego al pueblo de Haría. Me duelen las manos de la tensión y frenar continuamente. Veo el cartel del kilómetro 110, ya solo quedan 70. Antes de llegar a mirador del río uno de los mayores escollos del recorrido, una rampa con una pendiente brutal, con un asfalto que solo puedo definir de lamentable. Meto todo lo que tengo y subo lo más dignamente posible. Llegados a este punto me pregunto si no iba a ir "de tranqui" en la bicicleta. Con este recorrido es imposible. El cielo está nublado en la ascensión a Mirador del Río y el viento sopla fuerte. Sigo con la bolsa en el pecho y subo con tranquilidad.

Disfruto del paisaje. La isla de La Graciosa aparece a mi izquierda. Las vistas son una pasada. Merece la pena llegar hasta aquí para disfrutar de las vistas. Unos pocos metros más y empezará el descenso. Me motivo diciéndome que lo duro ya está pasado, que a partir de ahora aire a favor y bajada. Veo el cartel del kilómetro 120. Al empezar la bajada veo la primera caída en directo. La ambulancia venía cerca y se para a atender al triatleta. La bajada de Mirador del Río es bastante más asequible técnicamente, y aunque sigo bajando muy tenso frenando unos frenos que no hacen valer su nombre, la acabo sin muchos problemas. Empieza una parte muy favorable, con asfalto en perfecto estado y aire a favor, empieza mi momento.

Con la inercia de la bajada y lo propicio del terreno sigo fuerte. Buenas sensaciones pese al fuerte calor que vuelve a aparecer. Paso a mucha gente, muchos de ellos empiezan a hundirse. Sigo a buen paso disfrutando de la zona, me lo he ganado después de tanto viento en contra. Sigo hidratándome y comiendo todo lo que puedo y empiezo a pensar poco a poco en lo que queda. El tramo del que tanto en oído hablar en Nazaret: viento en contra y una carretera horrorosa que te hace perder hasta los botes. Llego a la rotonda y al girar a la derecha el viento entra muy fuerte de cara. Bajo plato y me dedico a pasarlo dignamente. El tramo mal asfalto complica aún más las cosas, se hace largo. Antes de acabarlo y a la velocidad a la que voy decido parar para evacuar por primera y última vez. Llevo unos 20 bidones encima y no he tenido ganas ni tiempo hasta ahora. Empieza la última parte del sector de bicicleta.



Sigo fuerte en los últimos 20 kilómetros. La parte final de bajadas es sin duda una pasada donde se puede coger mucha velocidad. Veo otro ciclista accidentado en una rotonda. La ambulancia está ya atendiéndole. El recorrido tiene tramos peligrosos. Los últimos 10 kilómetros subo frecuencia y voy soltando algo las piernas. Dentro de nada llegaremos de nuevo a Puerto del Carmen y mi cabeza se va centrando en la maratón. Comienza de verdad, aquí, el Ironman.

Segunda Transición
Llego rápido a la zona de boxes. Al frenar la bici no responde y me paso un poco la línea. No parece que sean muy estrictos aquí con este tema. Me recogen la bicicleta y me dejo el reloj puesto en el acople. Al darme cuenta me animo pensando en correr por sensaciones. Llego a la zona de bolsas rojas y recojo todo. Me calzo las playeras, dejo el casco, me cambio de gafas, me pongo la visera y salgo hacia la carpa. Al llegar me ponen de crema hasta arriba y me piden la bolsa. Una nueva globerada. Me la he dejado en la zona de bolsas. Vuelvo a por ella. Al volver piso una alfombra suelta y me caigo de espaldas. Literalmente: "un hostión". Varios voluntarios me vienen a atender. Un tirón en cada pierna al caerme que parece que se me va pasando, tras unos segundos tirado en el suelo. Me levanto y enfoco la carrera. Han sido 6 horas 40 minutos de bicicleta. Y otros 10 minutos de transición. El reloj marca 8 horas 10 minutos. El maratón me espera.



Sector Carrera
No mienten cuando dicen que correr el maratón del Ironman es correr un maratón "descojonado". Paso por el arco y comienzo a correr. Quedan 42 kilómetros por delante. La primera vez que voy a correr tanta distancia. Sin embargo, hoy es un día especial, y mi cabeza está muy centrada. Pienso en acabar la primera media maratón, la primera vuelta. Las dos siguientes de 10 kilómetros se me harán mas cortas, pienso.

Pese a lo duro del sector de bicicleta las piernas me responden. Intento no pasarme de ritmo e ir tranquilo. Al pasar por delante de Elena levanto el pulgar. Con el "tute" que llevo encima me veo bien. En el avituallamiento especial me buscan el bote con mi dorsal pero no lo encuentran. Continúo sin el bote.  Corro bastante suelto, pero me duelen las plantas de los pies. Me saco una zapatilla para ver si tengo una arruga en el calcetín, pero la verdad es que las zapatillas, casi nuevas, me están haciendo daño. Sigo corriendo. Me centro en llegar al siguiente avituallamiento. Hay uno cada 2 kilómetros. El calor aumenta y decido beber bien en cada uno de ellos, así que los paso andando. 

En el kilómetro 4 me cruzo con Ivan Raña y en el 5 me adelanta Miquel Blanchart. Consigo ir a su ritmo hasta el giro, es su última vuelta y en cambio la primera para mi. Las sensaciones son buenas aunque el viento sopla de cara estos 10 primeros kilómetros. Al llegar al aeropuerto me cruzo con Jose Vicente. Le choco la mano con alegría. Tengo un subidón pensando en donde estoy y "lo poco" que ya me queda. Empiezo a pasar "cadáveres" en los siguientes kilómetros. Gente andando o corriendo muy lento, algunos parados. El Ironman de Lanzarote no perdona. Me motivo pensando en que los próximos 10 kilómetros de vuelta hasta Puerto del Carmen serán con viento a favor. Quedan 32 kilómetros.











Hasta llegar a la media maratón la estrategia sigue siendo la misma, andar los avituallamientos para poder beber y comer correctamente. Sigo corriendo a buen ritmo. Y a falta de 2 kilómetros para acabar la vuelta me coge Jose Vicente, que va a la altura de la ganadora Tine Holst. Al llegar a Puerto del Carmen el público grita y anima tanto que se me pone la piel de gallina. Aguanto a su ritmo hasta llegar al final de la vuelta y me colocan la pulsera azul. Solo queda la mitad. Estoy a 21 kilómetros de completar mi primer Ironman. En la segunda vuelta empiezo a sufrir bastante más. Los pies me duelen bastante. La uña del dedo gordo del pie izquierdo está ya claramente rota y los isquios pese a llevar un día muy tranquilo empiezan a dar guerra. Sigo corriendo y manteniendo el ritmo en la medida de lo posible. Al llegar al punto de giro escucho "Fireball" de Pitbull y me da un subidón. Esto sí que es dopping. Sigo alimentándome. Me quedan 15 kilómetros y los próximos 5 son a favor de aire. Se empieza a hacer duro de verdad. Pero para esto hemos entrenado.

Acabo la segunda vuelta, y cruzo la línea de nuevo. Me colocan la pulsera roja. El giro cerrado me rompe el ritmo y al afrontar la cuesta ando 50 metros. Sé que tengo más dentro pero necesito un pequeño respiro. Al llegar arriba empiezo de nuevo a correr. Ahora sí, quedan solo 10 kilómetros, ya no puedo pensar en nada, la alegría empieza a mezclarse con el cansancio y los dolores. Me bebo hasta el agua de los floreros en los avituallamientos y llego al punto de giro. Ya no siento los pies, y los isquiotibiales hace tiempo que necesitan que pare, pero ya no voy a parar. A falta de 3 kilómetros en el avituallamiento decido correr hasta el final todo seguido. El público se amontona en Puerto del Carmen. Cada paso deja de ser un dolor para ser una sensación que voy a guardar siempre. Entro en el último kilómetro y sé que está todo hecho. Las lágrimas me caen debajo de las gafas, mientras la sonrisa se me dibuja en la boca sin que pueda hacer nada por bajarla, 500 metros. Siento un subidón de sensaciones y sigo sonriendo mientras lloro. Es una sensación brutal.


A 100 metros, me encuentro con Elena dentro del recorrido. Me paro para abrazarla, el tiempo ya no importa, lo hemos conseguido. Esto no hubiera sido posible sin ella. Corremos juntos hacia la meta los últimos metros. No puedo quitarme la sonrisa de la boca. Llegamos a la meta y grito. Finalmente lo he conseguido. Tantos entrenamientos, tanto esfuerzo, todo el tiempo invertido para lograr esto. No puedo describir con palabras todo lo que se siente. Solo puedo decir que todo ha merecido la pena. 3 horas 57 minutos de maratón, para un total de 12 horas y 7 minutos. Posición Vuelvo a abrazar a Elena y me tiro al suelo. La felicidad no me deja sentir el dolor. Me levanto y me colocan la medalla. Juan me felicita. Qué habría hecho sin su apoyo estos días. Jose Vicente hace tiempo que ha llegado y también me felicita, nada como un buen entrenador para llegar bien a los momentos importantes. Me abrazo con todo el mundo. Estoy en una nube. "Carlos Madejon, You are an Ironman", se oye por megafonía.

El Ironman, La vida
Los 3,8 kilómetros nadando, 180 kilómetros en bicicleta y 42,2 kilómetros corriendo ya quedan a mis espaldas. Porque si algo te enseña el Ironman es que la mente puede con el cuerpo. Que cuando el cuerpo dice para, la mente dice sigue, y hace que el cuerpo se mueva. Que los sueños no se cumplen, se entrenan. Que un maratón son 30 kilómetros con las piernas, 10 kilómetros con la cabeza, 2 kilómetros con el corazón, y 197 metros con lágrimas en los ojos y una sonrisa en la boca. Que lo importante en la vida es tener retos y objetivos por cumplir. Que el Ironman de Lanzarote no hubiera sido posible sin el apoyo de mis amigos, de mi familia, de mis compañeros de equipo, de Elena. Porque lo importante en el Ironman, como en la vida, no es disfrutar solo del día de carrera, si no del viaje que te lleva a ese momento. Momento que no olvidaré nunca. Solo puedo decir: muchísimas gracias a todos por apoyarme en esta aventura que ha sido el Ironman de Lanzarote. Seguro que habrá muchos más! ;)

Nos vemos por las carreteras!




jueves, 26 de mayo de 2016

Ironman Lanzarote 2016 (Parte I) - Los días previos - Road to Lanzarote

Sábado 21 de Mayo, Playa Grande en Puerto del Carmen, Lanzarote, 6:55 am, hora canaria, solo 5 minutos para la salida del Ironman de Lanzarote 2016. Salimos del agua y nos colocamos en la playa detrás de la cinta de salida. Unos metros delante, casi al borde del agua, la línea con los triatletas de élite: Jan Frodeno, Ivan Raña, Timo Bracht, Jesse Thomas, Miquel Blanchart... Quizá esta edición número 25 sea una de las ediciones del Ironman de Lanzarote con mayor nivel de figuras a nivel internacional. El esfuerzo de los entrenamientos de todos estos meses centrado en este momento. "Cuando te des cuenta vas a estar bajo el arco de salida de Lanzarote". Y sí, el momento ha llegado. Pregunto la hora. 6:57 am, quedan solo 3 minutos. Empiezan los discursos. Me ajusto bien las gafas casi en el último momento para evitar que se empañen. 6:59 am, 30 segundos de silencio y 30 segundos de aplausos. Nervios, tensión, arena, aire, agua, sol, esfuerzo, constancia. Suena la bocina.


Los días previos. Martes. El viaje.
El vuelo Madrid Barajas - Lanzarote aterrizó el martes sobre las 23:30 hora canaria en el aeropuerto de Arrecife. El viaje desde Valladolid se alarga hasta casi las 6 horas y se hace largo. Mientas salen las bicicletas por la cinta transportadora me alegro de haber mandado la bicicleta a través de una empresa por barco y evitar sustos al abrir la caja facturada en el avión. Con las maletas en la mano nos dirigimos a por el coche de alquiler para llegar cuanto antes al apartamento en Puerto del Carmen y poder descansar. El miércoles va a ser un día largo y el sueño ya puede conmigo.

Miércoles. Esto es Lanzarote!
A primera hora del día siguiente reconocimiento del circuito de natación. No soy muy fan del neopreno y no consigo las buenas sensaciones de la piscina en los brazos cuando lo llevo puesto. Está bien como primera toma de contacto. Después de comer cogemos el coche y vamos al club La Santa a por los dorsales. Espectacular complejo deportivo el que tienen montado. Empiezo a darme cuenta de todo lo que rodea a un evento de este tipo. Recogemos los dorsales, mochila y demás accesorios y nos damos una vuelta por la feria del triatleta. La piscina climatizada de 50 metros al aire libre, otro nivel. Al volver a Puerto del Carmen un entrenamiento de carrera. Me alegra ver que las buenas sensaciones de los últimos días se han acentuado un poco más incluso. Pequeño rodaje de 4 kilómetros y series de 500 metros a muy buen ritmo. Me voy a la cama con mucha moral. Después de todo el invierno con muchos dolores y cansancio, llego al momento decisivo en el mejor estado posible. Mucho que agradecer sin duda a mi entrenador José Vicente Bermejo en este aspecto, programar la temporada para llegar a la cita clave con el punto de forma.


Jueves. Sobre cómo romper una rueda a 2 días de la prueba.
De nuevo una vuelta al circuito de natación a primera hora. Mejores sensaciones que el día anterior. Nada como entrenar con el neopreno para irse acostumbrando. Recogemos las bicicletas y salimos a dar una vuelta para comprobar que todo está correcto. Lo primero que notas al montar en bicicleta en Lanzarote es sin duda el fuerte viento. Los vientos laterales en muchas carreteras hacen que la salida tenga varios puntos peligrosos. Damos una pequeña vuelta, llegando hasta el Parque Nacional de Timanfaya, foto de rigor y vuelta. Todo va sobre ruedas. Hasta este momento. Al volver hacia el apartamento, en una zona de arcén con líneas pintadas, mientras el viento lateral sopla y los coches pasan a mi lado, aparece un agujero en el arcén que no consigo evitar. La alta velocidad hace que la rueda toque en el borde final del boquete, y consigo no caerme. Sin embargo, el golpe ha sido muy fuerte. Al frenar noto que algo en la rueda no está bien. Al llegar al apartamento mis temores se hacen realidad, he partido la rueda, una Zipp 404, que apenas llega a los 6 meses. El bajón es brutal.

No hay tiempo para lamentarse, y buscamos una solución. Los refuerzos llegan el viernes a primera hora, y facturar una rueda de mi entrenador soluciona el problema. Prefiero ver el lado bueno al asunto y pensar que podía haberme caído. Pese a todo mi participación en el  Ironman sigue en marcha. Por la tarde aprovecho para visitar parte del circuito de bicicleta con mis padres: Timanfaya, La Santa, Teguise, Mirador de Haría, Mirador del Río.... Las peligrosas curvas en la bajada del mirador de Haría se me quedan en la cabeza. Habrá que tener cuidado.

Viernes. Llegan los refuerzos. Comida con la élite. Preparativos finales.

A primera hora recogemos en el aeropuerto a los refuerzos, Juan Bermejo y Elena, que vienen a animarnos y ayudar en todo lo posible. Además vienen con el regalo de la rueda delantera que necesito para poder competir el sábado. Del equipo también viene a animar Toni, Seler Univest invadiendo Lanzarote. Una vez en los apartamentos bajamos a nadar a la playa.

Después asistiremos a la rueda de prensa de los profesionales. Estoy como un niño con zapatos nuevos. Al llegar a la sala de prensa, la estampa es brutal. El cartel de este año del Ironman de Lanzarote es de auténtico lujo, desde el actual campeón del mundo de Ironman, Jan  Frodeno a otras grandes figuras como el gallego Ivan Raña, Timo Bracht, Jesse Thomas, McNamee, Miquel Blanchart... A nivel femenino Diana Riesler, Saleta Castro, Tine Holst... Tengo pensado asaltar a todos los que pueda y hacerme fotos... no lo puedo evitar, cuando la vena fan aparece... La rueda de prensa y la comida son sin duda momentos impagables de este viaje. Dado el nivel de los triatletas en cuestión, y la tensión que supongo a la que se ven sometidos el día antes de una prueba de este tipo, en el que se juegan su plaza para el mundial de Ironman en Kona, diré en su favor que se mostraron muy dispuestos a hacerse fotos. Lo dicho, como un niño con zapatos nuevos.


Por la tarde preparamos todo en las bolsas de transición y llevamos la bicicleta a la zona de boxes. El sistema de bolsas es nuevo para mi, aunque no hay duda de que es todo mucho más cómodo y ordenado. Una vez la bicicleta colocada, un paseo por la calle de boxes para ver un poco de "porno duro" en forma de bicicletas de contrarreloj tope de gama. Quedan pocas horas para la salida y ya empiezo a notar cómo los nervios empiezan a aparecer. Cena ligerita y a la cama pronto. No suelo dormir bien la noche antes a una prueba, y ésta no iba a ser una excepción.

Sábado. "You are an Ironman".
El despertador suena a las 5:00 am hora canaria. Me levanto como un resorte. Sé que hasta que no me ponga el neopreno no voy a estar tranquilo. Aún quedan cosas por hacer. Me pongo el chip en el tobillo. Desayuno rápido y preparo los geles, barritas, botes, gafas y demás parafernalia que falta de meter en las bolsas de transición. Al bajar a la zona de boxes compruebo lo que suponen casi 2000 triatletas en el mismo sitio. Coloco todo en las bolsas y hinchamos las ruedas. Me pongo el neopreno y bajamos a calentar a la playa. Un pequeño calentamiento. Si el agua del Atántico está fría esta mañana, yo ya no lo noto. Todo está a punto. Ha llegado la hora. Para este momento he estado entrenando todo este tiempo. Sólo queda disfrutar. (Continuará...)

jueves, 12 de mayo de 2016

Recta final para el Ironman de Lanzarote 2016 - Road to Lanzarote - Quedan 7 días

Los últimos días y noches, según se acerca la fecha del 21 de Mayo, mi cabeza ha estado centrándose ya únicamente en el Ironman de Lanzarote. He empezado ya a sentir cierto nerviosismo, no tanto durante el día como durante la noche, que se ha traducido sobre todo en algunos sueños o pesadillas bastante cómicos sobre llegar tarde a sitios o incluso a la realización de la prueba completa. Empiezo ya a mirar de forma más detenida los recorridos de los tres segmentos, en especial los 180 kilómetros de bicicleta por el viento y la dureza del recorrido.


Natación
La salida y meta de la prueba se dan en Puerto del Carmen, en Playa grande. La distancia de 3800 metros, se nada en dos vueltas. El uso del neopreno será obligatorio dada la temperatura del Atlántico. Será muy importante colocarse bien en la salida para poder afrontar los primeros 160 metros, hasta llegar a la primera boya. Esta parte de la natación va a ser bastante complicada por la acumulación de gente. Los golpes, manotazos y patadas están garantizados. Al estar tan cerca la primera boya el paso junto a ella va a ser complicado. Una vez paralelos a la costa el grupo se irá estirando y se podrá nadar algo más cómodo.Las dos vueltas permiten cierto respiro al salir del agua, aunque no soy muy fan de las salidas del agua, por las sensaciones de desequilibrio y mareo que se tienen al pasar de nadar a correr.



Bicicleta
Una vez fuera del agua, el neopreno en su bolsa y equipados con el casco y la suplementación necesaria para la primera parte del sector de bicicleta, cogeré la bicicleta para afrontar el duro sector ciclista del Ironman de Lanzarote. Pese haber oído tantas historias y consejos, sobre el viento y la dureza del sector, seguramente la realidad sea aún más dura. Por simplificarlo, la bicicleta en Lanzarote tiene 2 partes bien diferenciadas: los 100 primeros kilómetros con viento en contra y para arriba, y los 80 últimos a favor y con la carretera picando hacia abajo. Timanfaya, Mirador de Haría o Mirador del Río como puntos claves y una desnivel acumulado de 2550 metros. La premisa es clara: disfrutar. Los espectaculares paisajes, el ambiente, el recorrido, hacen de este el sector más especial del Ironman de Lanzarote. Mucha cadencia, tranquilidad y cabeza para luchar contra el viento, con la única intención de llegar con piernas a la maratón.


Maratón
Bajarse de la bici y correr nunca es fácil, y menos aún después de 180 kilómetros de gran dureza. Será mi primer maratón, y mi primer Ironman. No hay paños calientes llegados a este punto. No va a ser fácil. Correr un maratón totalmente roto de piernas es una experiencia que solo los triatlones de larga distancia te ofrecen. "Si fuera fácil todo el mundo lo haría". Serán 3 vueltas, la primera de 21 kilómetros y las dos restantes de 10. Llegados a este sector la cabeza es lo más importante. El cuerpo me va a pedir parar, y será una lucha de la mente contra las piernas. Todos los ánimos del público serán pocos. Como siempre he oído: "un maratón son 30 Km con las piernas, 10 Km con la cabeza, 2 Km con el corazón, y 195 metros con lárgrimas en los ojos y cara de felicidad". Espero que sea así, y poder acabar el que para muchos es el Ironman más duro del mundo.


Suplementación
Un punto clave será la alimentación durante la prueba. Mantener constante el nivel de energía y evitar indeseados bajones solo será posible siendo meticuloso con la ingesta de agua, sales, geles y demás suplementos. Todo es a lo grande en la larga distancia, y esto no lo es menos.


Ya solo queda mandar la bicicleta y preparar todo lo necesario para la prueba, que no es poco. El avión sale el próximo martes 17, y los 3 días antes del Ironman de Lanzarote servirán para aclimatarme a las temperaturas de la isla canaria. Más si cabe en un año en el que el mes de Mayo está "marceando" demasiado y el calor se está haciendo de rogar. Voy para allá como "medio hombre" y la esperanza de disfrutar al máximo y volver como "hombre completo" y un Ironman finalizado a mis espaldas. No queda nada. Nos vemos por las carreteras!

viernes, 6 de mayo de 2016

Recuperando sensaciones - Road to Lanzarote - Quedan 15 días

Bienvenido Mayo, bienvenido el mes del Ironman de Lanzarote. Una vez llegados al pico máximo de volumen de entrenamiento, comenzamos un pequeño descenso en volumen, que no en calidad, de cara a llegar fuertes a la cita del 21 de Mayo. Esta última semana he recuperado algo de sensaciones de carrera que hace meses que no tenía, quizá por este descenso, quizá también por el aumento de temperaturas, o quizá por todo un poco. Tampoco estoy para tirar cohetes, pero no me voy a quejar de esta pequeña mejoría a nivel de dolores y rigidez. Importante este aumento de temperaturas para poder habituarse lo antes posible al clima de Lanzarote, en la medida de lo posible. 

En las sesiones de bicicleta seguimos a buen ritmo. Algunas de ellas con buena ración de viento y lluvia. Los próximos días las previsiones no pintan demasiado bien y habrá que buscar huecos de sol y nubes para evitar el agua. La piscina sigue estando ahí, aunque sé que sigo con problemas de orientación y metros de más en aguas abiertas. Esperemos que la famosa corchera de Lanzarote me ayude con este tema. Queda muy poco y el grueso del trabajo ya está realizado, solo queda ponerse a punto. 


La lista de dorsales ya está publicada. A parte de los esperados para los PROs: número 1 de Jan Frodeno o el 5 de Ivan Raña; mi número para Lanzarote será el 651. Para los interesados en plazas para Hawaii, este año tiene pinta que van a estar bastante caras, dado el cartel que se presenta a la prueba. Para ser sincero, ya ando con cierto nerviosismo, en gran parte por las ganas después de tanto entrenamiento, y en parte por todo lo que genera un evento como este. Los sueños y pesadillas relacionados con el Ironman empiezan a ser habituales. De día tranquilo, de noche atacado. Nunca te fíes de tu subconsciente. Un punto a trabajar sin duda es dormir la noche antes de la prueba, aunque quizá poco controlable.



Para terminar, y siguiendo con los vídeos de motivación de las últimas semanas, en esta ocasión comparto un vídeo sobre Ivan Raña que me ha gustado mucho. Entre otras cosas por el carácter motivacional del vídeo, y por los paisajes de Lanzarote que aparecen. Muy recomendable. "Disfruta del camino". Un grande de nuestro deporte. Nos vemos por las carreteras!