sábado, 19 de noviembre de 2016

En el dique seco: 4 meses... y lo que queda...

Comenzaba el mes de Julio cuando tomé la decisión de parar, para poder recuperarme de la lesión en la inserción de los isquiotibiales que vengo sufriendo desde hace 4 años, y después de 4 meses de parón y pese a los progresos realizados, la realidad es que aún sigo sin ver luz al final del túnel. Muchos ejercicios isométricos, excéntricos y tratamiento con factores de crecimiento después, no he conseguido aún lograr el objetivo inicial que era volver a correr sin dolor.

Primeras semanas
Decidir parar en seco nunca es fácil, y más aún después de una larga pretemporada preparando el gran objetivo que fue el Ironman de Lanzarote. Pero a diferencia de la temporada 2015, donde los dolores no fueron tan fuertes, este año las molestias han sido constantes en la zona de inserción de los isquiotibiales en ambas piernas, y como añadido al dolor llegó la rigidez que me impedía tener una zancada mínimamente amplia. Tras muchos entrenamientos de carrera en los que no he disfrutado en ningún momento, y pasado el Ironman y el posterior campeonato de España de media distancia en Valencia, en los que me he visto bastante limitado a la hora de correr decidí ponerme en manos de la Cínica Plenum, y en concreto de Javi Bello.


Tras la primera sesión, no quedó lugar a la duda de que si quería volver a correr sin dolor no había otra solución que parar. Las primeras semanas fueron una sucesión de ejercicios isométricos y excéntricos sencillos para comenzar la readaptación de carrera y que los tendones tuvieran su ración de actividad, con la premisa siempre de dolor cero. Dado que la entesitis era bastante considerable, y el proceso iba a ser lento, me ofrecieron la posibilidad de acelerar la recuperación de los tendones usando los llamados factores de crecimiento.

Factores de crecimiento (Plasma rico en plaquetas)
El tratamiento mediante factores de crecimiento, sin entrar en temas demasiado técnicos, se basa en extraer sangre del paciente y centrifugarla para separar las plaquetas y el plasma sanguíneo. Una vez se obtienen el plasma rico en plaquetas (PRP) se pincha en la zona a tratar, con la finalidad de acelerar el proceso de recuperación del tejido, que en el caso de los tendones es algo complicado. El tratamiento, dependiendo del estado del tejido, puede necesitar desde 1 a 3 pinchazos. Tras el primero de ellos y tras unos días dolorido, comencé a hacer ejercicios excéntricos de mayor intensidad. A nivel molestias sin duda fue un paso adelante. Lo que más impresiona del tratamiento es sin duda el tamaño de la aguja.


Al llegar agosto y las vacaciones, y pese a intentar siempre mantener los ejercicios, lo cierto es que tuve un pequeño impás de 2 semanas. A la vuelta, ya a finales de mes, y con el segundo pinchazo de PRP, la mejora fue bastante considerable en mis molestias, empezando ya con ejercicios de elíptica y carrera en piscina.

Elíptica y carrera en piscina
Tras 2 meses sin correr, la mera idea de hacer elíptica o de correr en la piscina me hacía ilusión, pensando sobre todo en la progresión y mirando al objetivo final. Progresivamente, fuimos metiendo más minutos y más intensidad.  Y la verdad que no tuve molestias de importancia, por lo que llegué a pensar en que el día que volviera a trotar, tendría al menos unos minutos de respiro.

Volver a trotar
Y la verdad que la realidad me puso de nuevo los pies en la tierra. Con un plan de trote de carrera para el primer día de 6x1minuto, con 1 minuto de descanso entre serie y serie, descubrí que seguía con molestias al correr. Lo cierto es que quizá esperaba demasiado y no puedo decir que no haya habido mejora, porque la ha habido. En Junio estaba prácticamente cojo y ahora al menos no hay rigidez y las molestias son mucho menores, aunque esperaba más.

Siguientes pasos
Llegados aquí, y tras un mes de carrera a base de pequeños intervalos de tiempo, he tenido días mejores y peores, pero no he acabado de terminar de rematar, sobre todo mi pierna izquierda. Desde el principio fue la que peor estaba de las dos, y lo sigue siendo. Empezamos con 1', luego 2', 3', 5'... Algún día ya he hecho un intervalo de 15', y un tiempo total de carrera de 30'. A mayores, durante estos días pasé por un pequeño tratamiento con ozono y la semana pasada por la osteópata de la clínica. Todo lo que pueda contribuir a conseguir correr sin dolor es bienvenido. No sabía que mi espalda podía crujir tanto. Y la verdad que la ligera mejora de la posición del cuerpo en la carrera, al menos a nivel de sensaciones durante los días siguientes, contribuyó positivamente.

Actualmente, sigo con la carrera por intervalos, con nuevos ejercicios, y a la vista una nueva visita al mundo de los crujidos de espalda, y quien sabe, quizá el tercer pinchazo de PRP. Está siendo una larga batalla por vencer a esta lesión que lleva tanto tiempo conmigo, y estoy totalmente mentalizado de hacer todo lo posible para acabar ganando y poder volver a hacer eso que tanto disfrutaba. 

Nos veremos por las carreteras! 

miércoles, 13 de julio de 2016

Llegó la hora de parar - Este verano no sigo corriendo

Tras una larga primera parte de la temporada, una larga preparación para el Ironman de Lanzarote, y habiendo competido en dos triatlones de media distancia, Arenales y Valencia, además de el citado Ironman de Lanzarote allá por el 21 de Mayo, el mes de Julio ha llegado con nuevos vientos en el área deportiva. Una vez acabado el Campeonato de España de Media distancia en Valencia, y tras seguir corriendo con bastantes dolores decidí reducir un poco el volumen e intensidad de los entrenamientos de carrera, esperando que los dolores se redujeran en la misma medida. Pero la realidad es que los dolores siguen ahí y no disminuyen, y pese a llevar más de 3 años corriendo con ellos, actualmente la rigidez me imposibilita correr con un mínimo de dignidad. 


Llegado a este punto, decidí acudir a la Clínica Plenum, de la cual tengo excelentes referencias dentro de mi equipo. He de decir, antes de nada, que después de más de 3 años de diferentes médicos, fisios y tratamientos, no he conseguido correr sin dolores. Que la única razón por la que he seguido corriendo es porque me gusta correr. Pero este año y después de la dura preparación por el Ironman, había llegado a un punto en que no disfrutaba absolutamente nada corriendo. Con dolores todo el rato, al inicio y durante la carrera, que van a más con los kilómetros recorridos o con la intensidad del entrenamiento. El pasado viernes acudí a la cita con el Preparador y Readaptador Javier H. Bello, del que, como ya he comentado, solo he oído buenas palabras. 



Ya en la sesión y después de una serie de pruebas, el diagnóstico de las causas de la entesopatía en ambas piernas con el que llegaba, parece claro: músculos que no trabajan cuando deberían, rotación interna de rodillas al correr, a las que añadimos una clara descompensación entre la musculatura de las piernas o el acortamiento de isquiotibiales para tener un cóctel explosivo. La verdad que le ví muy seguro en cuanto al tratamiento a seguir para poder compensar mi forma de correr. Lo que no me queda tan claro después de la ecografía es que la entesitis actual pueda desaparecer de la misma manera. 

Y todo esto pasa por parar. Parar de correr y también dejar de momento la bicicleta. Empezar a realizar unos ejercicios y por lo que entiendo después de la consulta ser paciente. Porque no tiene pinta de ir muy rápido. De momento el pasado domingo no competí en Medina de Rioseco y este fin de semana seré baja en Palencia. Lo cierto es que doy la temporada por finalizada, y mis esperanzas de poder competir en Vigo a finales de Septiembre son ya muy escasas.

Todo esto suena bastante deprimente desde el punto de vista de cualquier corredor. Y lo cierto es que no diré que estoy tirando cohetes de alegría. Sin embargo, esta vez el objetivo va mucho más allá. Porque el objetivo es poder volver a correr sin dolores. A poder volver a disfrutar corriendo. Y si ese día llega, sé que podré volver a correr como un día lo hice. Porque no hay nada como disfrutar de lo que haces.

Seguiremos informando.

miércoles, 15 de junio de 2016

Campeonato de España de Triatlón MD Valencia 113 - La fiesta del triatlón

Playa de la Malvarrosa, Valencia. Mientras suena el tema principal de la banda sonora de Piratas del Caribe por megafonía, aprovecho para dejar pasar agua por dentro del neopreno. Queda poco para la salida. A pesar de que las categorías élite van a nadar finalmente sin neopreno, para los grupos de edad está permitido. Unos 1100 triatletas inscritos en el campeonato de España de triatlón de Media Distancia. Por delante 1900 metros nadando en el mediterráneo, 82 kilómetros de bicicleta y 21 kilómetros corriendo. No soy muy partidario de las salidas por tandas, pero es lo que se estila en estos casos. No me gusta no saber quién ha salido contigo y quién no. No hay competición directa con los triatletas que te rodean en muchos casos.



Natación
Intento colocarme bastante delante en la salida pero no consigo ponerme en primera fila. El mar parece embravecido. Sorprende bastante ver en el Mediterráneo olas propias del Cantábrico. Cuando suena la bocina salimos corriendo hacia el mar. Entrar en el mar está bastante complicado por las olas, y llegar a la primera boya se me hace eterno. No consigo coger ritmo con tanto golpe de olas. Me hubiera gustado poder nadar el día anterior en el mar, pero al final no llegamos a Valencia hasta el sábado a media tarde. Paso la primera boya y nadar en paralelo a la costa se hace más llevadero. Paso la punta del pentágono y giro hacia la última boya. Al pasarla voy bastante desorientado y acabo haciendo bastantes metros de más. Cuando consigo situarme veo que el grupo está bastante lejos. Me cabreo conmigo mismo y intento volver al ritmo que llevaba. El sector de natación no va a ser bueno, pero ya no hay vuelta atrás. Salgo del agua bastante agobiado con ganas de bici. Los ánimos de Elena me hacen volver un poco a la realidad y pensar en lo que queda.

Primera Transición
Me saco la parte de arriba del neopreno mientras corro. Larga subida por la playa y el paseo marítimo hasta el box. Voy bastante mas mareado de lo normal al salir del agua. Llego al box, me saco del todo el neopreno y me voy comiendo un plátano. Me coloco el dorsal, el casco y las gafas. Me meto los geles en los bolsos y agarro la bicicleta. En la salida hay bastante tráfico pero finalmente me subo a la bici y salgo rápido para afrontar el sector de bicicleta.


Bicicleta
Sabiendo que hay un pequeño puertecillo en el camino intento ir cogiendo ritmo los primeros kilómetros, para poder llegar con una buena media a las primeras rampas. Voy pasando bastante gente. Los tramos llanos dejan salir el entrenamiento de este invierno. Aunque no tengo grandes sensaciones en las piernas sigo con buena cadencia y buen ritmo. No se me olvida comer y beber. El día va a ser muy caluroso y hay que evitar las deshidrataciones. Al comenzar las primeras rampas intento no cebarme. Sé que puedo ir más rápido, pero hay muchos kilómetros una vez pasado el repecho. Sigo con mucha cadencia y aunque me pasan algunos triatletas sigo a lo mío. Al llegar arriba y empezar la bajada vuelvo a cambiar la mentalidad y a meter desarrollo.


La bajada es muy rápida, con alguna curva para tener cuidado si no has pasado antes por allí. Una vez pasan las primeras curvas el recorrido pica todo el rato para abajo. Voy con fuerza y mejores piernas que al principio y paso a mucha gente. Me voy motivando y sigo cogiendo mucha gente según nos acercamos a Valencia. Al entrar en la ciudad por la autovía el calor empieza a ser agobiante. Sigo a buen ritmo y aprovecho para hidratarme bien antes de bajarme a correr. Al llegar al paseo marítimo el calor se nota aún más, bastante bochorno. Me bajo de la bici y corro hacia el box.


Segunda Transición
Llego a mi caja y dejo la bicicleta. Me quito el casco y gafas, doy la vuelta al dorsal. Dejé un bidón de agua por la mañana para evitar llegar a la carrera con mucha sed. Aprovecho y bebo agua. Cojo los geles para la carrera y me los coloco en los bolsillos. Me siento bastante rígido de isquios para correr pero intento no pensar mucho en ello mientras me coloco las playeras. Me coloco el reloj y salgo a correr. Juande acaba de pasar segundos antes dándome ánimos y todo se agradece.

Carrera
Nada más salir veo a Elena y Estefanía animando. Pongo toda la buena cara que puedo, aunque después de los primeros pasos sé que no es un buen día. Empiezo a un ritmo decente los primeros kilómetros pese a la rigidez. Sin embargo el calor empieza a hacer mella. Al igual que en Arenales el primer avituallamiento se encuentra en el tercer kilómetro. Demasiado lejos para mi gusto en un día tan caluroso. Cuando llego aprovecho para beber y tirarme varias botellas por encima. El calor va a más en el cauce del río. La sensación de caldera se acrecenta y voy manteniendo el ritmo como puedo. Intento ponerme pequeñas metas, una por avituallamiento. Cuando vas pensando tanto en el agua y tan poco en la carrera el ritmo no puede ser bueno. Antes de llegar al segundo avituallamiento veo a Miguel animándome. Nada como un poco de ánimo para poder seguir. Vuelvo a tirarme todo el agua que puedo por encima y me llevo una botella.



El calor sigue aumentando y tengo que hacer verdaderos esfuerzos para no parar. Me cruzo con Jose Vicente que va a buen ritmo. Aún me queda mucho. Un poco me cruzo con David. Se le ve muy ligero corriendo. Yo sigo a lo mío, pasando kilómetros como puedo. Llego al tercer avituallamiento y vuelvo a beber mucho y refrescarme. En el control de paso del kilómetro 10 empiezo a encontrarme algo mejor y tengo 3 o 4 kilómetros con mejores sensaciones. Me cruzo con Rober y con Marta a la vuelta. También con Juan un poco más alante. Las salidas por tandas hacen que las posiciones en carrera no sean reales, y no sepas donde está realmente cada uno. Vuelvo a pasar por delante de Miguel, esta vez con mejores sensaciones, aunque tampoco para tirar cohetes. Una vez pasado el último avituallamiento me pasa Marta.

Aguanto a su ritmo un kilómetro, aunque sé que no voy a poder aguantar con ella hasta el final al menos se me hará más corto. Finalmente tengo que bajar el ritmo de nuevo y volver a mi trote de subsistencia. Llego al paseo marítimo y hay mucha gente animando. Al llegar a la meta veo a Jose Vicente y a David animando con Elena y Estefanía. Ellos hace tiempo que han llegado. He sufrido bastante la carrera y se me pone la sonrisa en la boca. Pocos metros para la meta y pienso en todo lo que llevo encima esta temporada: Arenales, Lanzarote, Valencia... Quizá sea momento para un leve respiro a nivel de competiciones para limpiar la mente para lo que queda de año. Llego a la meta. No es un gran tiempo pero he conseguido salvar una marca decente, 4h52. Finalmente a 15 segundos de Juan, una pena no haber competido con él directamente por las salidas por tandas. El ambiente es espectacular. Es un campeonato de España y se nota. Agradecer a todo mi equipo el gran fin de semana en Valencia, Jose Vicence y Juan Bermejo, David Gil y Estefanía, Rober y Marta, Juande, Mercedes y Manuel y sobre todo a Elena que siempre me acompaña ;)


Fin a la primera parte de la temporada 2016
Llegados a este puento, es tiempo de reflexionar sobre esta primera parte de la temporada. Ha sido una larga preparación para Lanzarote que culminaron el 21 de mayo en el Ironman. Este campeonato de España me deja ver que necesito un respiro. Sigo sin correr como quiero, sobre todo a nivel de sensaciones y dolores, aunque en consecuencia tampoco corro en los ritmos que me gustaría. Los próximos meses de Julio y Agosto competiré en pruebas de menor distancia, triatlones olímpicos en su mayoría, para intentar poder volver con buenas sensaciones a la Media Distancia de cara a septiembre. Me gustaría poder volver a Vigo, al Desafío Cíes, donde empezó toda esta locura que acabó en el Ironman de Lanzarote, y bajar mi marca del año pasado. Solo va a ser posible si puedo volver a correr con buenas sensaciones, y por el momento el dolor y rigidez no respetan. 

Espero que el calor y el buen tiempo contribuyan a una mejoría en este aspecto. A nivel de natación mucho que mejorar: orientación, neopreno, ritmo fuera de piscina... Y en la bicicleta habrá que seguir dándole caña para seguir con buenas sensaciones y poder bajarme a correr con buenas piernas. Después de todo este tiempo no tengo un objetivo fijo marcado en el tiempo y esto quizá me ayude a poder entrenar encontrando buenas sensaciones. Con un Ironman en las piernas mi próximo objetivo es poder volver a disfrutar del deporte y de la competición y dejar las molestias y dolores atrás. 

Y nada mejor para ello que el verano que ya tenemos encima, ya llega lo bueno. Nos vemos por las carreteras!

sábado, 4 de junio de 2016

De pequeño Superhéroe, de mayor Ironman - Reflexiones Ironman Lanzarote 2016

Dos semanas después del Ironman de Lanzarote, y una vez de vuelta ya a la rutina habitual, solo queda sacar conclusiones de la experiencia vivida. En mi caso, y gracias a una buena preparación la sensación que me dejó la prueba es de haberme "quedado con ganas de más". No quiere decir esto que hubiera podido correr otra maratón al acabar, ni mucho menos, si no que las buenas sensaciones que tuve durante y al acabar la prueba me dejaron un gusanillo que hace casi inevitable que en un futuro vuelva a repetir en la distancia Ironman, y muy especialmente en Lanzarote.


Porque si el Ironman es una prueba que a ojos de todos genera muchísimo respeto, acompañar la palabra Ironman de la palabra Lanzarote, hace que tenga un significado especial. Porque Lanzarote es, sin duda, especial. Y esto es así en gran parte por su sector de bicicleta: viento, desnivel, calor, carreteras, paisajes espectaculares... Lo duro que se hace este sector hace que el Ironman de Lanzarote tome un cariz de odisea que lo hace distinto a los demás. El hecho de que sea considerado por muchos como el Ironman más duro del mundo lo dice todo. Bajarse a correr la maratón después de soportar el viento y dureza de las carreteras de la isla durante 180 kilómetros hace comprender por qué Lanzarote es especial.

Cuando decidí elegir Lanzarote para este primer Ironman, el principal motivo era evitar que si el primer Ironman acababa siendo el último, al menos haber acabado Lanzarote una vez en la vida. Así de simple. Con otras 2 alternativas de la misma marca en España, Barcelona y Mallorca, haber participado en la cita catalana hubiera sido lo "fácil" por recorrido y por evitar transporte de bicicleta cruzando mares u océanos. Y solo puedo decir que no me arrepiento en absoluto de mi decisión


Como ya conté en la crónica, mientras subía Mirador de Haría durante la prueba, pude leer una pintada en una pared que decía: "De pequeño superhéroe, de mayor Ironman". Esta frase significa mucho para mi, porque contiene mucho de esa magia que tiene esta prueba. Porque es una frase que habla de tus objetivos, de tus metas, de tus sueños. Porque si de pequeño la gente sueña con ser astronauta, futbolista, médico o superhéroe, una vez que crecemos el ritmo de vida, estudios, trabajo y obligaciones nos apartan en muchas ocasiones de esa parte de aventura y logros que parecen inalcanzables, para centrarnos en otros de obtención más inmediata. El Ironman tiene mucho de objetivo que parece inalcanzable al que hay que dedicar el suficiente tiempo para que se torne en una meta realista. Aunque pasen los años siempre hay motivos para seguir soñando. Porque los sueños no se cumplen, se entrenan.

La próxima semana volvemos a la carga con el campeonato de España de media distancia en Valencia. El tiempo no se detiene. Nos vemos por las carreteras!

viernes, 27 de mayo de 2016

Ironman Lanzarote 2016 (Parte II) - "You are an Ironman" - Road to Lanzarote

Un minuto. Después de tantos meses de preparación, solo un minuto me separa de la salida del Ironman de Lanzarote. Se piden 30 segundos de silencio seguidos de 30 segundos de aplausos. Intento que las palmas me evadan de los nervios. Nos hemos colocado bastante bien en la salida y aunque el comienzo va a ser duro entre golpes las ganas por empezar me pueden. Acaban los aplausos. Me recoloco las gafas. Tengo enfocado el camino que me va a llevar hasta el agua para seguir la corchera durante los primeros metros. Mi primer Ironman y la primera vez en Lanzarote. Suena la bocina que da comienzo a la prueba y una avalancha de participantes en neopreno nos dirigimos playa abajo hacia el mar.



Sector natación
La natación en Lanzarote son 2 vueltas al circuito, para un total de 3800 metros. Salgo corriendo a sprint en cuanto suena la bocina. Empiezo a sentir el agua en mis pies y al llegar a la profundidad necesaria me tiro a nadar. La estrategia es seguir la corchera izquierda hasta la primera boya. Las primeras brazadas bastante limpias, sin golpes, buena colocación en la salida. Al empezar a recibir manotazos decido pasar por debajo de la corchera y seguir. Primeros 200 metros y llego a la boya, la paso por fuera para evitar sustos con los jueces. Comienza el lado largo del circuito, 800 metros hasta llegar a la segunda boya. Sigo a un ritmo fuerte durante buena parte del tramo y me voy estabilizando. Los golpes son continuos. La segunda boya está ya delante de mi, ha sido un tramo rápido. De momento voy con fuerzas en los brazos y puedo seguir el ritmo. Al llegar a la tercera boya desaparece la corchera y decido coger pies y aguantar así lo que queda de primera vuelta. 

Al llegar a la playa y ponerme de pie, me entra el típico mareo. Me concentro y consigo trotar los primeros metros y correr hasta el comienzo de la segunda vuelta. Los primeros 1900 metros acaban en casi 33 minutos, un muy buen tiempo. Comienzo a nadar la segunda vuelta y empiezo a recibir más golpes, varios en la nariz y me saltan las gafas hasta 3 veces. Me coloco las gafas en cada una de las ocasiones, intentando perder el menor tiempo posible. Al llegar a la mitad del circuito empiezo a notar el cansancio. El brazo izquierdo empieza a no tener tanta fuerza y se nota en el ritmo. La última parte intento coger pies de nuevo pero no consigo una buena referencia. Se me hace un poco largo este tramo. Los últimos metros acelero un poco. Me quedan pocos metros y ya está acabando el sector que menos disfruto. A partir de ahora comienza lo bueno.

Primera Transición
Salgo del agua en 1 hora 11 minutos. La segunda vuelta ha sido lenta, pero el global del sector es decente. Me quito la parte de arriba del neopreno y intento compensar el mareo que llevo. Corro sobre las alfombras hasta la zona de las bolsas azules. Cojo la bolsa y paso por la carpa. Meto los pies en el cubo de agua para quitarme toda la arena que llevo pegada y busco un hueco para cambiarme. La carpa está a reventar de gente. Consigo un pequeño sitio al final y voy sacando todo mientras me bajo el neopreno. Me pongo el mono, el casco y las gafas, pero cuando intento subirme la cremallera veo que no sube. Lo intento varias veces más. Nada. El tiempo pasa y decido subir a la zona de bicis así antes de volver a intentarlo. 

Llego a mi bici y los ánimos de Elena, Juan y Belén me suben el ánimo. Estoy preocupado por la cremallera. Si no consigo subirla voy a pasar frío en la bicicleta. Me coloco los calcetines. Y hago un último intento. La cremallera se rasga. No transcribo el improperio. Cojo la cabra y salgo corriendo hacia la línea de comienzo del sector. Me monto y empiezo a pedalear.


Sector ciclismo
Los 180 kilómetros por la isla de Lanzarote empiezan mal por la cremallera rota. Me acordaré cuando pase frío por el viento frontal seguramente. Pero no van a acabar aquí los problemas. Al llegar a la primera curva freno y el freno delantero no toca la zapata. La rueda que cambiamos era el mismo modelo, pero parece que algo más estrecha. Consigo no estrellarme en la curva y empiezo a pensar en que voy a hacer en las bajadas de los miradores. De momento me concentro y sigo pedaleando con cadencia. No hay tiempo para pensar mucho en los frenos cuando me quedan unos 100 kilómetros aún hasta llegar al Mirador de Haría.
El primer tramo, con muchos ciclistas alrededor, y con la intención de no vaciarme en la bici me limito a ir pasando gente a base de cadencia, sin forzar demasiado. El viento empieza a soplar. Esto es Lanzarote. El viento lateral no es tan brutal como lo fue el jueves y puedo pasar acoplado. Llegamos al primer regalito para arriba con el viento de frente. Meto plato pequeño y lo paso sin forzar. Queda mucho por delante. Al llegar a un primer tramo de autovía con el viento un poco a favor decido bajar algunos piñones. Un tramo muy rápido, por encima de 50 Km/h, pasando mucha gente. Se nota el trabajo de este invierno. Los pocos llanos del circuito habrá que aprovecharlos.

Llegamos a la zona de El Golfo, donde disfruto de los acantilados al lado izquierdo de la carretera.. Cualquier cosa es buena para motivarse, pero el paisaje es totalmente espectacular. Al acabar la zona la carretera pica para arriba y poco a poco me acerco a la subida a Timanfaya. Al llegar al pie veo el cartel y al mirar hacia delante disfruto de la foto: una carretera recta de sube y baja siempre picando hacia arriba que cruza los mares de rocas volcánicas. De otro planeta. Siguiendo el plan, subo a plato pequeño sin desfondarme, con la mayor cadencia posible. El viento se va haciendo notar, voy con el pecho al descubierto y paso frío. Al llegar arriba empiezo a ver las dificultades que voy a tener bajando sin el freno delantero y con el trasero demasiado abierto. Bajo con cuidado y seguimos pasando pueblos. Los kilómetros avanzan lentamente con el aire frontal. Mucha cadencia.

Al comenzar el descenso hacia La Santa vuelvo a rodar más fuerte, aprovechando a pasar unos cuantos triatletas más. Nada más pasar el Club La Santa el asfalto empeora bastante y bajo un poco el ritmo. El viento lateral parece soportable y todo el tramo que queda hasta Famara sigo rodando fuerte. Mucho calor. La zona de Famara se vuelve una caldera. Llegamos al kilómetro 80, quedan 100. Al llegar al avituallamiento cambio todos los botes. Estoy bebiendo mucho, quizá demasiado, para evitar deshidratarme como me pasó en Arenales. Una buena lección sin duda. El circuito gira para volver hacia Teguise. Sigue habiendo mucho calor. Empiezo a pensar el tensar los frenos para paliar un poco el problema, aunque no mejora demasiado.


Al enfocar la recta a Teguise empiezo a comprobar la dureza del Ironman de Lanzarote. Fuerte viento frontal y una recta picando hacia arriba. Al llegar al pueblo los ánimos del público me suben en volandas, vuelvo a recargar en el avituallamiento y me empiezo a preparar para la subida al Mirador de Haría. De camino veo una pintada en una pared: "De Pequeño Superhéroe, De Mayor Ironman". Llegados a este punto esta frase me hace recobrar fuerzas, vuelvo a pensar en por qué estoy aquí, y vuelvo a disfrutar del recorrido. La subida al Mirador de Haría se hace larga. La última recta con el viento de cara se convierte en un dolor, pero ya queda poco para coronar y llegar al avituallamiento especial. La idea es coger la bolsa y colocármela en el pecho para evitar en lo posible el frío en la bajada.

Paro y recojo los bidones y los geles. Me coloco la bolsa como puedo y tenso un poco más los frenos. Sé que no va a ser suficiente para la bajada pero menos da una piedra. Comienzo el descenso y voy salvando como puedo las curvas en herradura. Me pasan varios triatletas, pero sin poder frenar no puedo bajar más rápido. Al llegar al Valle del Malpaso voy con cuidado y tomo las últimas curvas. Finalmente llego al pueblo de Haría. Me duelen las manos de la tensión y frenar continuamente. Veo el cartel del kilómetro 110, ya solo quedan 70. Antes de llegar a mirador del río uno de los mayores escollos del recorrido, una rampa con una pendiente brutal, con un asfalto que solo puedo definir de lamentable. Meto todo lo que tengo y subo lo más dignamente posible. Llegados a este punto me pregunto si no iba a ir "de tranqui" en la bicicleta. Con este recorrido es imposible. El cielo está nublado en la ascensión a Mirador del Río y el viento sopla fuerte. Sigo con la bolsa en el pecho y subo con tranquilidad.

Disfruto del paisaje. La isla de La Graciosa aparece a mi izquierda. Las vistas son una pasada. Merece la pena llegar hasta aquí para disfrutar de las vistas. Unos pocos metros más y empezará el descenso. Me motivo diciéndome que lo duro ya está pasado, que a partir de ahora aire a favor y bajada. Veo el cartel del kilómetro 120. Al empezar la bajada veo la primera caída en directo. La ambulancia venía cerca y se para a atender al triatleta. La bajada de Mirador del Río es bastante más asequible técnicamente, y aunque sigo bajando muy tenso frenando unos frenos que no hacen valer su nombre, la acabo sin muchos problemas. Empieza una parte muy favorable, con asfalto en perfecto estado y aire a favor, empieza mi momento.

Con la inercia de la bajada y lo propicio del terreno sigo fuerte. Buenas sensaciones pese al fuerte calor que vuelve a aparecer. Paso a mucha gente, muchos de ellos empiezan a hundirse. Sigo a buen paso disfrutando de la zona, me lo he ganado después de tanto viento en contra. Sigo hidratándome y comiendo todo lo que puedo y empiezo a pensar poco a poco en lo que queda. El tramo del que tanto en oído hablar en Nazaret: viento en contra y una carretera horrorosa que te hace perder hasta los botes. Llego a la rotonda y al girar a la derecha el viento entra muy fuerte de cara. Bajo plato y me dedico a pasarlo dignamente. El tramo mal asfalto complica aún más las cosas, se hace largo. Antes de acabarlo y a la velocidad a la que voy decido parar para evacuar por primera y última vez. Llevo unos 20 bidones encima y no he tenido ganas ni tiempo hasta ahora. Empieza la última parte del sector de bicicleta.



Sigo fuerte en los últimos 20 kilómetros. La parte final de bajadas es sin duda una pasada donde se puede coger mucha velocidad. Veo otro ciclista accidentado en una rotonda. La ambulancia está ya atendiéndole. El recorrido tiene tramos peligrosos. Los últimos 10 kilómetros subo frecuencia y voy soltando algo las piernas. Dentro de nada llegaremos de nuevo a Puerto del Carmen y mi cabeza se va centrando en la maratón. Comienza de verdad, aquí, el Ironman.

Segunda Transición
Llego rápido a la zona de boxes. Al frenar la bici no responde y me paso un poco la línea. No parece que sean muy estrictos aquí con este tema. Me recogen la bicicleta y me dejo el reloj puesto en el acople. Al darme cuenta me animo pensando en correr por sensaciones. Llego a la zona de bolsas rojas y recojo todo. Me calzo las playeras, dejo el casco, me cambio de gafas, me pongo la visera y salgo hacia la carpa. Al llegar me ponen de crema hasta arriba y me piden la bolsa. Una nueva globerada. Me la he dejado en la zona de bolsas. Vuelvo a por ella. Al volver piso una alfombra suelta y me caigo de espaldas. Literalmente: "un hostión". Varios voluntarios me vienen a atender. Un tirón en cada pierna al caerme que parece que se me va pasando, tras unos segundos tirado en el suelo. Me levanto y enfoco la carrera. Han sido 6 horas 40 minutos de bicicleta. Y otros 10 minutos de transición. El reloj marca 8 horas 10 minutos. El maratón me espera.



Sector Carrera
No mienten cuando dicen que correr el maratón del Ironman es correr un maratón "descojonado". Paso por el arco y comienzo a correr. Quedan 42 kilómetros por delante. La primera vez que voy a correr tanta distancia. Sin embargo, hoy es un día especial, y mi cabeza está muy centrada. Pienso en acabar la primera media maratón, la primera vuelta. Las dos siguientes de 10 kilómetros se me harán mas cortas, pienso.

Pese a lo duro del sector de bicicleta las piernas me responden. Intento no pasarme de ritmo e ir tranquilo. Al pasar por delante de Elena levanto el pulgar. Con el "tute" que llevo encima me veo bien. En el avituallamiento especial me buscan el bote con mi dorsal pero no lo encuentran. Continúo sin el bote.  Corro bastante suelto, pero me duelen las plantas de los pies. Me saco una zapatilla para ver si tengo una arruga en el calcetín, pero la verdad es que las zapatillas, casi nuevas, me están haciendo daño. Sigo corriendo. Me centro en llegar al siguiente avituallamiento. Hay uno cada 2 kilómetros. El calor aumenta y decido beber bien en cada uno de ellos, así que los paso andando. 

En el kilómetro 4 me cruzo con Ivan Raña y en el 5 me adelanta Miquel Blanchart. Consigo ir a su ritmo hasta el giro, es su última vuelta y en cambio la primera para mi. Las sensaciones son buenas aunque el viento sopla de cara estos 10 primeros kilómetros. Al llegar al aeropuerto me cruzo con Jose Vicente. Le choco la mano con alegría. Tengo un subidón pensando en donde estoy y "lo poco" que ya me queda. Empiezo a pasar "cadáveres" en los siguientes kilómetros. Gente andando o corriendo muy lento, algunos parados. El Ironman de Lanzarote no perdona. Me motivo pensando en que los próximos 10 kilómetros de vuelta hasta Puerto del Carmen serán con viento a favor. Quedan 32 kilómetros.











Hasta llegar a la media maratón la estrategia sigue siendo la misma, andar los avituallamientos para poder beber y comer correctamente. Sigo corriendo a buen ritmo. Y a falta de 2 kilómetros para acabar la vuelta me coge Jose Vicente, que va a la altura de la ganadora Tine Holst. Al llegar a Puerto del Carmen el público grita y anima tanto que se me pone la piel de gallina. Aguanto a su ritmo hasta llegar al final de la vuelta y me colocan la pulsera azul. Solo queda la mitad. Estoy a 21 kilómetros de completar mi primer Ironman. En la segunda vuelta empiezo a sufrir bastante más. Los pies me duelen bastante. La uña del dedo gordo del pie izquierdo está ya claramente rota y los isquios pese a llevar un día muy tranquilo empiezan a dar guerra. Sigo corriendo y manteniendo el ritmo en la medida de lo posible. Al llegar al punto de giro escucho "Fireball" de Pitbull y me da un subidón. Esto sí que es dopping. Sigo alimentándome. Me quedan 15 kilómetros y los próximos 5 son a favor de aire. Se empieza a hacer duro de verdad. Pero para esto hemos entrenado.

Acabo la segunda vuelta, y cruzo la línea de nuevo. Me colocan la pulsera roja. El giro cerrado me rompe el ritmo y al afrontar la cuesta ando 50 metros. Sé que tengo más dentro pero necesito un pequeño respiro. Al llegar arriba empiezo de nuevo a correr. Ahora sí, quedan solo 10 kilómetros, ya no puedo pensar en nada, la alegría empieza a mezclarse con el cansancio y los dolores. Me bebo hasta el agua de los floreros en los avituallamientos y llego al punto de giro. Ya no siento los pies, y los isquiotibiales hace tiempo que necesitan que pare, pero ya no voy a parar. A falta de 3 kilómetros en el avituallamiento decido correr hasta el final todo seguido. El público se amontona en Puerto del Carmen. Cada paso deja de ser un dolor para ser una sensación que voy a guardar siempre. Entro en el último kilómetro y sé que está todo hecho. Las lágrimas me caen debajo de las gafas, mientras la sonrisa se me dibuja en la boca sin que pueda hacer nada por bajarla, 500 metros. Siento un subidón de sensaciones y sigo sonriendo mientras lloro. Es una sensación brutal.


A 100 metros, me encuentro con Elena dentro del recorrido. Me paro para abrazarla, el tiempo ya no importa, lo hemos conseguido. Esto no hubiera sido posible sin ella. Corremos juntos hacia la meta los últimos metros. No puedo quitarme la sonrisa de la boca. Llegamos a la meta y grito. Finalmente lo he conseguido. Tantos entrenamientos, tanto esfuerzo, todo el tiempo invertido para lograr esto. No puedo describir con palabras todo lo que se siente. Solo puedo decir que todo ha merecido la pena. 3 horas 57 minutos de maratón, para un total de 12 horas y 7 minutos. Posición Vuelvo a abrazar a Elena y me tiro al suelo. La felicidad no me deja sentir el dolor. Me levanto y me colocan la medalla. Juan me felicita. Qué habría hecho sin su apoyo estos días. Jose Vicente hace tiempo que ha llegado y también me felicita, nada como un buen entrenador para llegar bien a los momentos importantes. Me abrazo con todo el mundo. Estoy en una nube. "Carlos Madejon, You are an Ironman", se oye por megafonía.

El Ironman, La vida
Los 3,8 kilómetros nadando, 180 kilómetros en bicicleta y 42,2 kilómetros corriendo ya quedan a mis espaldas. Porque si algo te enseña el Ironman es que la mente puede con el cuerpo. Que cuando el cuerpo dice para, la mente dice sigue, y hace que el cuerpo se mueva. Que los sueños no se cumplen, se entrenan. Que un maratón son 30 kilómetros con las piernas, 10 kilómetros con la cabeza, 2 kilómetros con el corazón, y 197 metros con lágrimas en los ojos y una sonrisa en la boca. Que lo importante en la vida es tener retos y objetivos por cumplir. Que el Ironman de Lanzarote no hubiera sido posible sin el apoyo de mis amigos, de mi familia, de mis compañeros de equipo, de Elena. Porque lo importante en el Ironman, como en la vida, no es disfrutar solo del día de carrera, si no del viaje que te lleva a ese momento. Momento que no olvidaré nunca. Solo puedo decir: muchísimas gracias a todos por apoyarme en esta aventura que ha sido el Ironman de Lanzarote. Seguro que habrá muchos más! ;)

Nos vemos por las carreteras!




jueves, 26 de mayo de 2016

Ironman Lanzarote 2016 (Parte I) - Los días previos - Road to Lanzarote

Sábado 21 de Mayo, Playa Grande en Puerto del Carmen, Lanzarote, 6:55 am, hora canaria, solo 5 minutos para la salida del Ironman de Lanzarote 2016. Salimos del agua y nos colocamos en la playa detrás de la cinta de salida. Unos metros delante, casi al borde del agua, la línea con los triatletas de élite: Jan Frodeno, Ivan Raña, Timo Bracht, Jesse Thomas, Miquel Blanchart... Quizá esta edición número 25 sea una de las ediciones del Ironman de Lanzarote con mayor nivel de figuras a nivel internacional. El esfuerzo de los entrenamientos de todos estos meses centrado en este momento. "Cuando te des cuenta vas a estar bajo el arco de salida de Lanzarote". Y sí, el momento ha llegado. Pregunto la hora. 6:57 am, quedan solo 3 minutos. Empiezan los discursos. Me ajusto bien las gafas casi en el último momento para evitar que se empañen. 6:59 am, 30 segundos de silencio y 30 segundos de aplausos. Nervios, tensión, arena, aire, agua, sol, esfuerzo, constancia. Suena la bocina.


Los días previos. Martes. El viaje.
El vuelo Madrid Barajas - Lanzarote aterrizó el martes sobre las 23:30 hora canaria en el aeropuerto de Arrecife. El viaje desde Valladolid se alarga hasta casi las 6 horas y se hace largo. Mientas salen las bicicletas por la cinta transportadora me alegro de haber mandado la bicicleta a través de una empresa por barco y evitar sustos al abrir la caja facturada en el avión. Con las maletas en la mano nos dirigimos a por el coche de alquiler para llegar cuanto antes al apartamento en Puerto del Carmen y poder descansar. El miércoles va a ser un día largo y el sueño ya puede conmigo.

Miércoles. Esto es Lanzarote!
A primera hora del día siguiente reconocimiento del circuito de natación. No soy muy fan del neopreno y no consigo las buenas sensaciones de la piscina en los brazos cuando lo llevo puesto. Está bien como primera toma de contacto. Después de comer cogemos el coche y vamos al club La Santa a por los dorsales. Espectacular complejo deportivo el que tienen montado. Empiezo a darme cuenta de todo lo que rodea a un evento de este tipo. Recogemos los dorsales, mochila y demás accesorios y nos damos una vuelta por la feria del triatleta. La piscina climatizada de 50 metros al aire libre, otro nivel. Al volver a Puerto del Carmen un entrenamiento de carrera. Me alegra ver que las buenas sensaciones de los últimos días se han acentuado un poco más incluso. Pequeño rodaje de 4 kilómetros y series de 500 metros a muy buen ritmo. Me voy a la cama con mucha moral. Después de todo el invierno con muchos dolores y cansancio, llego al momento decisivo en el mejor estado posible. Mucho que agradecer sin duda a mi entrenador José Vicente Bermejo en este aspecto, programar la temporada para llegar a la cita clave con el punto de forma.


Jueves. Sobre cómo romper una rueda a 2 días de la prueba.
De nuevo una vuelta al circuito de natación a primera hora. Mejores sensaciones que el día anterior. Nada como entrenar con el neopreno para irse acostumbrando. Recogemos las bicicletas y salimos a dar una vuelta para comprobar que todo está correcto. Lo primero que notas al montar en bicicleta en Lanzarote es sin duda el fuerte viento. Los vientos laterales en muchas carreteras hacen que la salida tenga varios puntos peligrosos. Damos una pequeña vuelta, llegando hasta el Parque Nacional de Timanfaya, foto de rigor y vuelta. Todo va sobre ruedas. Hasta este momento. Al volver hacia el apartamento, en una zona de arcén con líneas pintadas, mientras el viento lateral sopla y los coches pasan a mi lado, aparece un agujero en el arcén que no consigo evitar. La alta velocidad hace que la rueda toque en el borde final del boquete, y consigo no caerme. Sin embargo, el golpe ha sido muy fuerte. Al frenar noto que algo en la rueda no está bien. Al llegar al apartamento mis temores se hacen realidad, he partido la rueda, una Zipp 404, que apenas llega a los 6 meses. El bajón es brutal.

No hay tiempo para lamentarse, y buscamos una solución. Los refuerzos llegan el viernes a primera hora, y facturar una rueda de mi entrenador soluciona el problema. Prefiero ver el lado bueno al asunto y pensar que podía haberme caído. Pese a todo mi participación en el  Ironman sigue en marcha. Por la tarde aprovecho para visitar parte del circuito de bicicleta con mis padres: Timanfaya, La Santa, Teguise, Mirador de Haría, Mirador del Río.... Las peligrosas curvas en la bajada del mirador de Haría se me quedan en la cabeza. Habrá que tener cuidado.

Viernes. Llegan los refuerzos. Comida con la élite. Preparativos finales.

A primera hora recogemos en el aeropuerto a los refuerzos, Juan Bermejo y Elena, que vienen a animarnos y ayudar en todo lo posible. Además vienen con el regalo de la rueda delantera que necesito para poder competir el sábado. Del equipo también viene a animar Toni, Seler Univest invadiendo Lanzarote. Una vez en los apartamentos bajamos a nadar a la playa.

Después asistiremos a la rueda de prensa de los profesionales. Estoy como un niño con zapatos nuevos. Al llegar a la sala de prensa, la estampa es brutal. El cartel de este año del Ironman de Lanzarote es de auténtico lujo, desde el actual campeón del mundo de Ironman, Jan  Frodeno a otras grandes figuras como el gallego Ivan Raña, Timo Bracht, Jesse Thomas, McNamee, Miquel Blanchart... A nivel femenino Diana Riesler, Saleta Castro, Tine Holst... Tengo pensado asaltar a todos los que pueda y hacerme fotos... no lo puedo evitar, cuando la vena fan aparece... La rueda de prensa y la comida son sin duda momentos impagables de este viaje. Dado el nivel de los triatletas en cuestión, y la tensión que supongo a la que se ven sometidos el día antes de una prueba de este tipo, en el que se juegan su plaza para el mundial de Ironman en Kona, diré en su favor que se mostraron muy dispuestos a hacerse fotos. Lo dicho, como un niño con zapatos nuevos.


Por la tarde preparamos todo en las bolsas de transición y llevamos la bicicleta a la zona de boxes. El sistema de bolsas es nuevo para mi, aunque no hay duda de que es todo mucho más cómodo y ordenado. Una vez la bicicleta colocada, un paseo por la calle de boxes para ver un poco de "porno duro" en forma de bicicletas de contrarreloj tope de gama. Quedan pocas horas para la salida y ya empiezo a notar cómo los nervios empiezan a aparecer. Cena ligerita y a la cama pronto. No suelo dormir bien la noche antes a una prueba, y ésta no iba a ser una excepción.

Sábado. "You are an Ironman".
El despertador suena a las 5:00 am hora canaria. Me levanto como un resorte. Sé que hasta que no me ponga el neopreno no voy a estar tranquilo. Aún quedan cosas por hacer. Me pongo el chip en el tobillo. Desayuno rápido y preparo los geles, barritas, botes, gafas y demás parafernalia que falta de meter en las bolsas de transición. Al bajar a la zona de boxes compruebo lo que suponen casi 2000 triatletas en el mismo sitio. Coloco todo en las bolsas y hinchamos las ruedas. Me pongo el neopreno y bajamos a calentar a la playa. Un pequeño calentamiento. Si el agua del Atántico está fría esta mañana, yo ya no lo noto. Todo está a punto. Ha llegado la hora. Para este momento he estado entrenando todo este tiempo. Sólo queda disfrutar. (Continuará...)